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POR: Francisco Arenas Murillo

EL GOBERNADOR ELECTO DE SONORA ALFONSO DURAZO MONTAÑO ES UN HOMBRE DEL SISTEMA, CONOCE SUS ENTRAÑAS y entiende perfectamente los protocolos y el apego a las reglas no escritas; el sentido de la institucionalidad y el respeto a las instancias superiores.
Por eso, sabía que antes de cualquier otro acto o evento en donde daría inicio formal a sus actividades ya con la constancia de mayoría bajo el brazo, tenía que reunirse primero con el presidente de la República quien, además de ser su amigo, es el máximo representante de la política en el País.
Fue el primer gobernador electo en la pasada jornada electoral del seis de junio en ser recibido por Andrés Manuel López Obrador (momentos después llegó al despacho presidencial la gobernadora electa de Campeche Layda Sansores) y en presentarle el documento oficial que lo acredita como el gobernador electo de Sonora.
El también ex secretario de seguridad se siente cómodo al lado del presidente y no duda en resaltar la amistad que les une, pero además las coincidencias políticas y la visión progresista que se tiene para el País y para Sonora, en donde se aplicarán por cierto políticas públicas para privilegiar a los que menos tienen.
El presidente ha puesto énfasis en apoyar sin restricción alguna a los pueblos originarios de Sonora, principalmente a los yaquis a quienes considera no solo históricamente unos perseguidos políticos sino además se les ha humillado y despojado de sus bienes, de sus propiedades, de sus tierras.
Lo ha dicho reiteradamente y está dispuesto a hacer todo lo posible por lograrlo, y en eso se ha puesto de acuerdo con Alfonso Durazo.
Claro que otros temas como la necesaria reactivación económica, el desarrollo de infraestructura urbana, detonar a su máximo nivel el puerto de Guaymas, convertir al aeropuerto de Cajeme en el eje del crecimiento industrial y turístico de esa zona del Estado, infraestructura carretera, seguridad pública, entre muchos otros, son parte de las premisas de Alfonso Durazo Montaño.
El gobernador electo de Sonora se mantendrá al menos uno día más en la capital del País en donde se reunirá con integrantes de los grupos de poder para definir mecanismos que incentiven la inversión en el Estado y empezar a delinear los grandes proyectos que se tienen contemplados para esta región del País.
También, como lo explicó, sostendrá un encuentro con sus pares de Morena que también ya obtuvieron sus constancias como gobernadores electos, y definirán la dinámica que desarrollarán en los próximos años para aterrizar en esas Entidades los esquemas de políticas públicas de la cuarta transformación en donde primero serán los pobres.
Ya para concluir la semana seguramente Alfonso Durazo retomará sus asuntos estatales, entre ellos el relacionado al esquema de la entrega recepción que debe iniciar, como lo marca la tradición, con un encuentro con la gobernadora Claudia Pavlovich para de esa manera, dar un arranque de salida a ese procedimiento en el cual se empieza a transferir de una instancia gubernamental saliente a una entrante, el estado que guarda la administración estatal.
Luego vendrá la gira del agradecimiento por algunas zonas de Sonora que se pospuso ante los eventos protocolarios del fin de semana pasada.
Alfonso Durazo está convencido de que para sacar adelante su proyecto y cumplir los compromisos planteados a los sonorenses y proyectados para su ejecución, deberá trabajar a marchas forzadas o como dijo en su discurso reciente: trabajar las 24 horas los siete días de las semanas.
Así lo hizo durante la campaña electoral y así lo hará durante su administración estatal.
De eso ya están advertidos algunas figuras que han trabajado de cerca con Alfonso Durazo y saben que vienen días, semanas, meses y años de mucho ajetreo y pocos descansos.
A ver si algunos aguantan el ritmo.
Por lo pronto, cumplió el acto protocolario con su amigo el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.
Y a lo que sigue.

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